El escultor Juan Villa posa con una de sus figuras. / Rodrigo Ucero
Entrar en el taller de Juan Villa (Prometeo Escultura) es como abrir una puerta a una miscelánea de misterio, ensoñación, arqueología y curiosidad. Un mundo fantástico presidido por docenas de figuras como duendes con ojos vivarachos, un Jocker a tamaño real con su inquietante sonrisa, momias, cráneos, extraños animales como un cerdo-mono e
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